Comenzamos temporada y estamos con el foco puesto, entre otros proyectos, en el II Congreso de Supervivientes de Cáncer “Llenos de Vida”.
El cáncer es y seguirá siendo en las próximas décadas un problema de salud global de primer orden. Se estima que entre 2020 y 2040 se producirá un incremento de casi un 50% en los nuevos diagnósticos de esta enfermedad y preocupa que, de los nuevos casos, una gran parte será a adultos jóvenes, según un estudio publicado en la revista Nature que indica que la incidencia de tumores de inicio temprano está creciendo desde 1990. Es tan relevante como que los oncólogos advierten de una epidemia global que amenaza a adultos menores de 50 años. Necesitamos una estrategia de cáncer ya, los pacientes no pueden esperar y sin Gobierno es difícil avanzar.
Seguimos insistiendo en que la prevención es la mejor medicina y factores como el sedentarismo, la dieta, la obesidad, el tabaco, el alcohol y las exposiciones ambientales son los que se tienen que trabajar de manera urgente desde los departamentos de salud. Cuesta entender que, si hay más de un 40% de cáncer que se puede evitar, ¿por qué no se invierte? Vamos a evitar que las personas enfermen. Si lo hacen, que se diagnostique lo antes posible para aumentar el porcentaje de curación ,y una vez diagnosticados, que se tenga acceso a la innovación y a los mejores tratamientos posibles.
Después de esto viene una noticia buena aunque, como diría mi sobrina, un poquito sí y un poquito no. Lo bueno es que cada vez somos más los supervivientes de cáncer, lo malo es que nuestro sistema sanitario no contempla la fase de la supervivencia, te dan el alta y comienza un camino lleno de secuelas, efectos secundarios, miedos e incertidumbres que nadie atiende. Los supervivientes nos sentimos solos. Por eso desde la Escuela de Vida de la Fundación Sandra Ibarra nos pusimos a trabajar, concienciar y sensibilizar sobre las necesidades de los supervivientes de cáncer y es lo que compartiremos con tod@s vosotr@s en este segundo congreso. Un espacio de debate que sitúa la conversación de los pacientes en el centro, que invita a diseñar programas que cuenten con la voz de los pacientes porque es importante que formen parte de los procesos, y que da voz a profesionales y expertos con el objetivo de poner de manifiesto una realidad que merece ser atendida.
Necesitamos energía social para cambiar las cosas, para que la atención sanitaria se organice a partir de las necesidades de los pacientes y no de la Administración, y también para que dejemos de hablar de enfermedades y hablemos de personas. No vamos a parar hasta conseguir el cambio y que el impacto en la calidad de vida sea duradero.
¡Queremos estar Llenos de Vida!
