«No tenemos que esperar a que pase el Covid-19 o el cáncer para vivir»

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Para Sandra Ibarra superar el cáncer fue una victoria personal doble. Superó el cáncer en dos ocasiones, ahora trabaja a diario para que todos podamos escuchar, como ella misma dice, «las palabras mágicas: el cáncer se puede curar». Activista desde hace 25 años, cuando fue diagnosticada por primera vez de leucemia linfoblástica aguda, Sandra Ibarra reinvindica el carácter y el valor de «superviviente» y no ha dejado de comprometerse públicamente con la difusión de un mensaje positivo, aprovechando la notoriedad de su proyección social y el trabajo que realiza desde la Fundación Sandra Ibarra, de la que habla con pasión y orgullo.

Eventos como Talento Mujer buscan poner en valor la figura de la mujer en ámbitos de responsabilidad y liderazgo. ¿Estamos en el buen camino?

-Todavía queda camino por recorrer pero se ha dado un salto importante en estos últimos años con la igualdad de la mujer representado en el movimiento ‘Me Too’ que, aunque ha adoptado últimamente una derivación un poco rara, ha provocado un conciencia global de la necesidad de un cambio y eso es muy importante. Son necesarios eventos como éste. Estamos en el buen camino.

¿Qué se le puede pedir a la sociedad civil para que la mujer tenga más y mejor participación en ella?

-Es un tema educacional, no hay una receta mundial para el cambio pero sí que las acciones se deben adaptar a los países y los contextos en los que estamos. La Covid ha puesto de manifiesto muchas carencias de la manera en que nos organizamos en el ámbito de la salud. Por ejemplo, el tema de compartir el cuidado, las mujeres se ocupan tres veces más del trabajo doméstico y del cuidado que los hombres y eso significa que tienes menos tiempo, menos energía y no permite avanzar ni ganar más dinero ni tener tiempo de ocio. Todo eso va en detrimento del avance de la mujer. El tema de la conciliación en las empresas también, hay que generar esa cultura de igualdad en el trabajo, hay una brecha salarial, ahora con el tema de teletrabajar hay muchos hombres que están teniendo una pequeña ventaja y no hay más remedio que compartir.

Algunos organismos internacionales alertan de que durante el teletrabajo la carga familiar no debería recaer sobre la mujer.

-Al teletrabajar los dos no hay más remedio que organizarse y establecer un diálogo, si es la mujer la que se queda en casa y el hombre el que se va es más difícil establecer ese diálogo. Durante el confinamiento, como no se podía salir de casa, había que hablar y organizarse. Han surgido conversaciones muy interesante al respecto. Muchos hombres se han dado cuenta de todo lo que hay que hacer en casa a diario. Está muy bien que un golpe de realidad como la Covid haya provocado estos cambios, como también la transformación digital, que con el teletrabajo las cosas también salen adelante y que hay que conciliar mejor. Hay que aprovechar estos tiempos para implantar estas medidas tan necesarias. También la presencia de las mujeres en el ámbito político, y en la toma de decisiones, sigue habiendo un porcentaje muy bajo todavía. El tema educacional hay que mejorar, porque se está viendo la cantidad de violencia de género que hay en jóvenes. Es muy preocupante.

Los medios de comunicación tenemos una enorme capacidad de influencia. ¿Cree que se está potenciando la visión de una mujer emprendedora?

-Yo creo que todavía queda. Puede haber intenciones y noticias puntuales que nos cuentan estas cosas. Pero la paradoja es que todavía seguimos siendo noticia por ser víctimas de una agresión, se sigue hablando de nosotras en secciones de Sociedad por cómo vamos vestidas por la apariencia física. Faltan imágenes y noticias de la aportación que hacemos las mujeres en muchos ámbitos que no se tienen en cuenta ni se les da espacios. Hay espacios en las revistas femeninas, pero en los medios generalistas el porcentaje de aparición de las mujeres es menor y cuando aparecemos es en estos ámbitos. Lo ideal sería que fuera una imagen mucho más equilibrada..

En paralelo, tenemos el empuje de las redes sociales, donde miles de jóvenes basan su percepción de la actualidad y del día tras día. ¿Es adecuado el mensaje que mandan?

-Las redes sociales acaban de llegar y es un ámbito que todavía no está regulado y todavía no somos capaces de medir el impacto que tienen en nosotros. Vamos muy rápidos como sociedad, no leemos el contenido de las noticias, lo que nos vale es el titular, lo que hemos escuchad y salimos del paso. El análisis que hacemos es por una foto que hemos visto y un tuit rápido. Si no nos paramos a analizar y pensar es muy complicado, pero tanto en adultos como en personas jóvenes, obviamente en los jóvenes es más preocupante. Somos lo que pensamos. El año pasado la revista ‘Cosmopolitan’ dio unos premios con la marca Pandora para premiar a las mujeres con influencia positiva en la redes sociales, este tipo de premios está muy bien para demostrar que se puede influenciar de manera positiva y que se pueden utilizar las redes sociales para mucho más. Me encantan esos premios.

Desde su fundación, reivindica el carácter y el valor de superviviente, pero siempre con un mensaje positivo. Se trata de un tipo de mensaje que también se puede trasladar a esta cuestión.

-La vida es una cuestión de actitud. Para enfrentarnos a la adversidad puedes elegir entre ser el protagonista de tu vida o ser víctima. Cuando eres protagonista asumes lo que te está ocurriendo, como en mi caso el cáncer, y actúas en consecuencia. En la Fundación hemos trabajado muchos años en proyectos de investigación, de prevención , de salir adelante. La vida me ha dado la oportunidad de crear un escuela de vida, de pacientes supervivientes de cáncer, se calcula que somos dos millones en España. Ese es el mensaje positivo: hay estadísticas de muerte pero no de vida. Hay que lanzar un mensaje de esperanza a hombres y mujeres, el cáncer se cura cada vez en un porcentaje más alto, cada año en España hay 100.000 nuevos supervivientes, es una buena noticia. Hay que ver a lo que nos enfrentamos y buscar soluciones positivas. También tenemos derecho a caernos, a llorar, a buscar ayuda profesional. Hay vida durante la adversidad, no tenemos que esperar a que pase la Covid o el cáncer para vivir.

Hablando de la Fundación Sandra Ibarra, ¿hacia dónde va el proyecto en la actualidad?

-Hemos creado una Escuela de Vida, estamos trabajando con este registro de supervivientes. Y quiero hacer una llamada a que todos los supervivientes que lean la entrevista nos escriban a info@fundacionsandraibarra.org porque la idea no solo es registrar la vida sino todas las necesidades posteriores al cáncer. Cuando te dan el alta a los cinco años dejas de formar parte del sistema sanitario y te vas a tu casa con infertilidad, osteoporosis, dolores, fatiga crónica, afecciones cardíacas… una lista de efectos secundarios. Y hasta ahora los médicos te decían: no te quejes, para lo que te ha pasado esto ya no es nada, y dices perdón, quiero volver a ser yo otra vez. No hay un seguimiento, y hay recaídas que tienen que ver con esa falta de seguimiento. Y esto nos ha llevado crear la primera Unidad de Supervivientes de Cáncer de un hospital español, en el Hospital de Fuenlabrada, y hemos firmado un acuerdo con el Hospital Macarena, en Andalucía para generar estos estos protocolos específicos de prevención y seguimiento. Todos estos datos van a portar una atención sanitaria especializada a todos los supervivientes. Porque también hemos detectado una sensación de abandono, de miedo.

Fuente: Las Provincias

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