La Escuela de Vida de la Fundación Sandra Ibarra nace con el principal objetivo de mejorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes y supervivientes de cáncer, y sus “Píldoras de Bienestar” pretenden, estos días más que nunca, acercar el bienestar a todos los pacientes y supervivientes a través de ejercicio físico, la relajación, la nutrición saludable y, una de las cosas que consideramos más importantes: el cuidado de nuestra salud mental y emocional.
Las Píldoras de bienestar de la Escuela de Vida son ofrecidas por profesionales expertos en las diferentes áreas, y en el caso de la psicología contamos con la colaboración del Centro Psicosanitario Galiani de Sevilla, que se han convertido en un referente en el apoyo psicoemocional en estos tiempos de confinamiento e incertidumbre.
“La vida es una comedia para quienes piensan y una tragedia para quienes sienten.” Horace Walpole
LA BIOLOGÍA DE LA CREENCIA
A la sociedad moderna le gusta creer que una gestión inteligente de nuestros pensamientos y emociones puede ayudarnos a tener una adecuada salud emocional y bienestar mental. Cuando no nos sentimos bien, nos decimos que, si adoptamos una actitud mental más positiva, tendremos más posibilidades de recuperarnos. Estamos convencidos de que así es. Ahora bien, la sociedad no es plenamente consciente de la frecuencia con la que las personas hacemos justo lo contrario y, de manera involuntaria, sufrimos y padecemos a causa de nuestros pensamientos y creencias.
Cuanto más intentamos encontrar la felicidad y la satisfacción, más insatisfactorias e infelices son nuestras vidas. Incluso, hay personas a las que les dan ganas de rendirse a esa vida de infelicidad, llegando a la conclusión de que el destino les dado malas cartas y que lo único que pueden hacer es jugarlas lo mejor posible. Lo que se suele llamar «Una víctima de la vida”.
Llegados a este callejón sin salida, no tenemos más remedio que empezar a buscar una nueva visión de la naturaleza de la vida, estando obligados a ser capaz comprender cuántas de las creencias que impulsan nuestra vida son falsas y autolimitantes, por lo que, fruto de ese sufrimiento vital, nos disponemos a trascender sobre ellas, aprendiendo a observar dichas creencias.
EL PRIMER PASO PARA ESA LIBERACIÓN ES PODER LLEGAR A COMPRENDER (al menos básicamente) CÓMO FUNCIONA NUESTRO CEREBRO, YA QUE, DE ESTE MODO, LOGRAREMOS ENTENDER MEJOR LA COMUNIDAD CELULAR QUE CONFORMA EL CUERPO HUMANO.
Por un lado, esta visión científica y biológica de la naturaleza de la vida puede suponernos toda una conmoción. EL HECHO DE CONOCER CÓMO NUESTRO CEREBRO PROCESA LA INFORMACIÓN QUE RECIBO ES CLAVE PARA PODER DARLE UN NUEVO SENTIDO A MI EXISTENCIA, proporcionándonos una base (científica) para plantearnos el dejar de aferrarnos a las falsas creencias con fanatismo y tenacidad.
Muchas personas pueden sentirse revigorizadas de inmediato por este planteamiento, ya que comprenden que existe un sendero científico que puede alejarlos de su eterna posición de «víctimas» para darles un puesto como “cocreadores” de su destino. EL CONOCIMIENTO ES PODER Y, EN CONSECUENCIA, EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO SUPONE UNA MAYOR CAPACIDAD DE ACTUACIÓN.
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