- La tercera edición del Festival de Vida de la Fundación Sandra Ibarra reunió a personas que afrontan o han superado la enfermedad con el objetivo de compartir experiencias que les ayuden a afrontar su nueva vida
La Fundación Sandra Ibarra celebró los días 5, 6 y 7 de septiembre la III edición de su Festival de Vida junto a pacientes y supervivientes de cáncer, tres jornadas llenas de actividades en Wakana, en el Parque Natural de Los Alcornocales de Cádiz.
El Festival de Vida forma parte de las iniciativas de la Escuela de Vida de la Fundación Sandra Ibarra, un encuentro que pretende ofrecer herramientas a los pacientes y supervivientes de cáncer en torno a la salud física, emocional, y social a través de diferentes talleres que imparten coachs especializados en distintos ámbitos. Un encuentro para compartir experiencias que invitan a celebrar la vida y sirven de inspiración a aquellos que afrontan o han superado un cáncer para retomar su vida tras la enfermedad.
Susana Castillo, una de las supervivientes de cáncer que participó en el Festival, afirma que todos los talleres que se realizan “son para ayudarnos a gestionar mejor nuestra vida cotidiana, porque hay un antes y un después: ahora aprovechamos y exprimimos la vida como nunca”. Coincide con ella otra de las asistentes, María Arango, que asegura que, tras la enfermedad hay “una nueva vida que disfrutamos hasta el último segundo, una vida diferente”.
Entre las actividades llevadas a cabo durante las tres jornadas de Festival, destacan talleres como el de Paz Calap, titulado ‘Conecta con tu paz interna’, que invita a dejar atrás el miedo, que puede ser limitante, y conectar con el amor, un motor que impulsa a las personas a seguir adelante con ilusión y alegría. En ‘Humorol Forte. El dopaje más potente del mundo, es legal’, el humorista Dani Delacámara y la neurocientífica Mariola Penadés muestran cómo entrenar el humor, así como su impacto físico y neuronal, a través de ejercicios prácticos.
Claudine Ibarra, especialista en gestión de emociones, impartió el taller ‘Descubre el poder que hay en ti’, cuyo eje gira alrededor del lenguaje y los pensamientos y cómo usarlos a favor para dirigir la mente hacia el éxito, al tiempo que trabaja con herramientas para manejar el estrés y promover la confianza; también un año más fue la encargada de guiar a los asistentes durante el baile de la versión en bachata de ‘Mujer de las mil batallas’, todo un himno para las pacientes y supervivientes de la Fundación desde que en 2020 llevaran a cabo una acción conjunta con esa canción durante el confinamiento. Manuel Cardenete, maestro de kárate, impartió su taller ‘Zen desde las artes marciales’, una formación física enfocada a las artes marciales, en la que se aprendieron movimientos básicos y técnicas de meditación y relajación. En su taller ‘Abrazadora de caballos’, Sandra Ibarra acercó a todos a la experiencia física y emocional que significa estar con caballos en libertad, creando una conexión basada en la confianza mutua.
Por su parte, la maquilladora Sonia Gil llevó a cabo un taller de automaquillaje, crucial para trabajar la autoestima y autopercepción durante y después de la enfermedad. Y en la misma línea, la experta en maderoterapia Ely Hernández mostró como realizar un aceite hidratante paso a paso, hablando también sobre los aceites indicados y contraindicados en tratamientos como la quimioterapia.
Además de estos talleres, los asistentes compartieron su tiempo realizando actividades acuáticas como el paddle surf y el piragüismo; contemplando las puestas de sol, y disfrutando de diferentes momentos de música en directo con las actuaciones solidarias de un grupo de percusión africana y de ’Nico y su banda’. Un año más el evento contó con la colaboración de la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local de la Junta de Andalucía; Estrella Galicia, la Fundación La Caixa, y el apoyo solidario del cantante Manuel Lombo.
La Escuela de Vida aún tiene muchos retos por delante: se calcula que en España hay más de dos millones de supervivientes de cáncer a quienes, como afirma Sandra Ibarra, “estamos esperando en la Fundación, para que se incorporen a su nueva vida de la mejor manera posible”.
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