Los oncólogos reclaman que España se dote de salas especializadas para ofrecer radioterapia con protones

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En agosto de 2014 el caso del niño británico de cuatro años Ashya King saltó a los titulares de prensa. El pequeño había sido diagnosticado con un meduloblastoma, un tipo de tumor craneal maligno. Había recibido cirugía y estaba a la espera de ser tratado con quimioterapia y radioterapia cuando sus padres decidieron sacarlo de forma irregular del hospital en el Reino Unido en que estaba ingresado y viajar a Praga para que el pequeño recibiera allí un tratamiento a base de protones.

Como Ashya King, aunque sin la épica que envolvió su caso -con acusaciones de secuestro incluidas-, cada año entre 100 y 150 españoles viajan a Francia, Bélgica, Alemania, Chequia y Suiza para ser tratados con protones. Se trata de un tipo de radioterapia que lleva más de 30 años en funcionamiento en países como Japón y Estados Unidos y que, en lugar de usar fotones como el tratamiento de radioterapia convencional, utiliza protones de alta energía. Las características de este tipo de partículas, muy pesadas, permiten que se puedan dirigir de forma más precisa al tumor, sin apenas afectar a los tejidos vecinos.

“No es más eficaz que la radioterapia convencional pero sí menos tóxica y con menos efectos secundarios a medio y largo plazo”, señala Carles Muñoz, director de Tecnología y Física del Institut Català d’Oncologia (ICO).

La terapia con protones está especialmente indicada para tumores de difícil acceso o rodeados de estructuras vitales, como los tumores cerebrales, de cabeza y cuello, o melanoma ocular. Aunque “la indicación más clara e indiscutible es el cáncer pediátrico y en concreto los tumores cerebrales”, explica Andrés Morales, director del Centro de Cáncer Pediátrico del Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona.

“Hasta hace unos años teníamos niños que lográbamos curar de los gliomas que tenían pero que morían por otros tumores que aparecían 15 o 20 años más tarde inducidos por la radioterapia convencional. Con la terapia con protones el riesgo de que aparezcan tumores inducidos por la radiación disminuye muchísimo”, añade.

“Si irradias con protones, los efectos secundarios se reducen de forma muy significativa, como la pérdida de función cognitiva en los chavales, alteraciones endocrinas, problemas de crecimiento o motores, e incluso graves cardiopatías precoces”, incide Jordi Giralt al frente del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Vall d’Hebron y jefe del grupo de oncología radioterápica del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIO).

“Por ese motivo -añade Giralt- la comunidad científica internacional indica que el tratamiento de elección en niños pequeños debería ser la terapia con protones. En Vall d’Hebron, a los menores de seis años con tumores cerebrales y algunos tipos de sarcoma de partes blandas, que son los dos tipos de tumores que tienen un mayor beneficio al ser tratados con protones, valoramos remitirlos a centros en el extranjero para tratarse”.

Al no disponer la infraestructura necesaria para aplicar este tratamiento, una comisión de expertos en radioterapia del sistema de salud público debe evaluar cada caso. Si se decide que el tratamiento de elección son protones, entonces se envía al paciente a centros ubicados en ciudades europeas con unidades especializadas para aplicarlo. El precio ronda, según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), entre 20.000 y 30.000 euros por paciente y tratamientouna cifra al menos cinco veces superior al radioterápico convencional, y está sufragado por la sanidad pública.

El resto de gastos, como transporte, alojamiento y manutención durante el mes y medio de media que dura el tratamiento, corren a cargo de las familias que en ocasiones cuentan con la ayuda de fundaciones, como la Columbus, que les ofrecen soporte económico y logístico.

Por ello, reclama este oncólogo radioterápico, “es absolutamente necesario que España se dote de salas de protón terapia” y remacha que “con excepción de Portugal, Grecia y España, el resto de países europeos cuentan con al menos una sala por cada 10 millones de habitantes”.

Según estimaciones de la SEOR, de disponer de unidades especializadas en nuestro país, cada año se podrían beneficiar al menos 1000 personas, aunque consideran que “a medio plazo, conforme se demuestre la eficacia para otros tumores, prácticamente uno de cada 10 pacientes requerirá este tipo de terapia. La cifra se puede duplicar en poco tiempo”.

En este sentido, en España dos grupos privados, Quirónsalud y Clínica Universitaria de Navarra, han tomado la iniciativa y entre finales de este año y primer trimestre de 2019 podrán en marcha dos centros especializados. Con una inversión media de 40 millones de euros, ambos centros podrán también acoger a pacientes procedentes del sistema público de salud.

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social había analizado los resultados de un informe realizado por la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS), que concluía que “la terapia con protones aumenta la seguridad y la eficacia para cierto tipo de tumores”. Y, según confirman fuentes de este ministerio al diario, la intención era comenzar a trabajar con las comunidades autónomas para incluirla en la cartera de servicios en aquellas indicaciones donde haya evidencia. Eso fue antes de la convocatoria de elecciones generales para el 28-A. La protón terapia, pública, tendrá que esperar de nuevo.

FUENTE > LA VANGUARDIA

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